Actuación: Proyecto de amueblamiento
Tipología: Piso irregular
Ubicación: Centro de Madrid
Superficie: 78 m2
Cliente: Profesional soltero
PLANTEAMIENTO:
Partíamos de un piso alargado con forma irregular, donde apenas se encontraba un ángulo de 90º. Una extremo del piso daba a un patio interior tranquilo y el otro hacia el exterior.
Nuestro objetivo era darle un lavado de cara al piso eligiendo materiales para la obra (suelo, azulejo, papel pintado, pintura, etc.).
Además, teníamos que aprovechar parte de los muebles del propietario y elegir el resto de piezas y complementos de tal manera que se identificase con un piso masculino. La única estancia en la que podíamos recrear un estilo más neutral era la habitación de invitados.
SOLUCIÓN:
Dado que contábamos con algunos muebles del propietario, el diseño giró en torno a esas piezas que marcaban el punto de partida.
Como suelo general para toda la casa elegimos un laminado efecto nogal. Para la entrada, que enseguida se convertía en pasillo, optamos por una pintura marrón chocolate para acentuar el efecto entrada. Seguidamente comenzaba el pasillo en un blanco impoluto, únicamente interrumpido por una serie de marcos cuadrados con fotografías en blanco y negro.
En el dormitorio, optamos por remarcar la pared del cabecero de una forma económica pero efectiva. Un papel pintado a franjas en diferentes tonos de marrón fue el elegido. Y para crear un juego visual, lo repetimos junto a la pared, en un pequeño hueco donde colocamos también una cómoda.
En el baño optamos por dos tipos de azulejo blanco en paredes para dar luminosidad a la estancia. Uno liso y otro con ondas para dar un toque de dinamismo.
Para el suelo nos decantamos por un porcelánico de imitación madera para dar calidez al conjunto. A su vez, repartimos toques de madera en el marco del espejo y complementos de baño como la jabonera y diferentes cajitas colocadas sobre el mueble de lavabo.
En el salón continuamos con una gama cromática neutra basada en grises, negros, blancos y arenas.
El gris lo colocamos en el papel pintado que revestía algunas paredes. El negro en la mesa de centro, el mueble de televisión, la lámpara de pie y en el fondo de los cuadros. El blanco en paredes y mobiliario de cocina. Y por último, las tonalidades arena en el sofá, el puf, la alfombra y el camino de mesa.
Y para darle un toque de vida, optamos por el color mostaza para los cojines del sofá y el verde de las plantas colocadas sobre pedestal.
Por último, la habitación de invitados se concibió de manera sencilla pero acogedora. Dos camas individuales colocadas una al lado de la otra ocupaban el centro del dormitorio.
Elegimos muebles blancos con pequeños toques de madera a juego con el suelo. Un cuadro, también en blanco y madera, enmarcaba la cama. Y gran alfombra verde daba el toque de color a este remanso de paz.