Karim Rashid, «sensualismo» en estado puro
Abrimos esta sección con uno de los diseñadores más polifacéticos, carismáticos y mediáticos del momento: Karim Rashid. Estrella inconfundible, versátil, vanguardista, rompedor, transgresor, apasionado del color y de las formas fluidas y orgánicas, se le reconocerá allí donde vaya por su estilo inconfundible, definido por él mismo como «minimalismo sensual» o «sensualismo» y por su vestimenta rosa chicle o blanco nuclear.
Nacido en El Cairo (1960), medio egipcio medio inglés, se graduó en diseño industrial en Ottawa (Canadá) y hoy vive y trabaja en Nueva York. Conocido como “el poeta del plástico”, diseña todo lo diseñable. Lleva más de 300 premios y 3.000 productos a sus espaldas y entre ellos pueden encontrarse desde mobiliario a complementos de moda, desde accesorios para la casa a packaging publicitario, desde cafés a stands, desde lámparas a relojes, mil y un diseños que no dejan indiferente, algunos de los cuales se exponen en las colecciones permanentes de 14 museos, incluyendo el MOMA de Nueva York.
Igual de variados son sus clientes: Desde Alessi, Kenzo o Prada a Carolina Herrera, Sony o Coca Cola, colabora con numerosas marcas en más de 30 países y es que Karim posee una visión de un mundo fluida y sin fronteras, una especie de apátrida interesado en la fusión y diversidad cultural, en el futuro más que en el pasado, en el acercamiento del diseño a las masas. Es autor de diversos libros, como I want to change the World (la idea que lo llevó a convertirse en diseñador); Evolution; Design Your Self, una personal guía de ayuda para redefinir el estilo de vida, o Digipop, donde realiza una exploración del diseño informático en 3D (de la cual su primera mujer, la pintora digital Megan Lang es una importante exponente).
Lo que tenemos en común con él: Su mensaje «democratizador del diseño», su creencia en un mundo donde las formas contemporáneas y de calidad estén al alcance de las masas, sin limitaciones por precio ni por funcionalidad y su defensa del diseño como algo libre e inspirador que tiene como objetivo hacer del mundo un lugar mejor, más sensual, más cómodo y bonito.
Nuestra cita favorita:
“Habré lanzado unos 2.500 productos, pero para llegar hasta ellos, calculo que habré dibujado unos 70.000. Es decir, que de cada 30 ideas sólo una es válida”.
Le vemos: Reminiscencias de Andy Warhol (por la conversión del arte en cultura popular) y una cierta evocación a nuestra nacional Agatha Ruiz de la Prada (por su apuesta por el color y por la diversidad de disciplinas que trasciende).
NOTA: A Karim Rashid le vimos en la pasada feria de Milán, vestido como de costumbre de rosa impoluto sobre su sofá hotdog ante la atenta mirada de cientos de objetivos y micrófonos enfocando hacia él (damos fe de que era así aunque en la foto no se aprecie). Toda una experiencia encontrarse en vivo frente a esta exprimidora creativa. Os dejamos el recuerdo…
Juan F. de la Torre
27 octubre, 2010 at 6:37 pmAlá es grande, sobre todo cuando desaparece. No creo que nunca fuera capaz de vestirme como el buen señor -aparte de que parecería un globo de fiesta de niños- pero a él le queda como Dios -¡vaya, empiezo por Alá y acabo en Dios, mecachis!- y lo que hace es interesante, preciso y de una definición geométrica que poca gente es capaz de concebir. Quizá, tanta precisión como los diseñadores de coches.