La lacra del diseño: El gotelé
Coincidiendo con nuestro primer concurso, dedicamos el primero de nuestra serie de artículos «Not to do’s» con todo un clásico: el omnipresente gotelé.
El gotelé, (del francés goutte o gouttelette, gota o «gotita») es una técnica consistente en esparcir pintura más espesa de lo habitual, de tal manera que durante su aplicación aparezcan gotas o grumos de material que produzcan una superficie final de acabado grumoso. En España se hizo popular en los años 70 y hasta hoy muchas constructoras siguen utilizándola por su capacidad para disimular las imperfecciones.
Realmente hay verdaderos fans de esta técnica, fundamentalmente los de personalidad «100% práctica, 0% estética». Hay que reconocer que es muy socorrido, que cuando las paredes no son completamente rectas se notan menos los defectos y las panzas, que es muy sufrido cuando hay niños en casa o estudiantes de alquiler, pero señores fans, el gotelé en realidad es la antítesis del diseño. NO es bonito, NO es atractivo, NO es elegante.
Por supuesto, en estética también hay grados, y no es lo mismo un gotelé fino en el que tiene que incidir la luz para notarlo, que ese gotelé grueso que salta a la vista nada más entrar en una vivienda, pero en general la mejor opción será eliminarlo.
Existen varias formas de aplicarlo (desde la manual -con paleta- a la casera -con escoba-), aunque lo habitual es hacerlo a unos 15-20cm de distancia de la pared con pistolas especiales para gotelé (air-brush), que incorporan un compresor para expulsar el producto, y pueden regular la boquilla para obtener distintos granos o texturas de acabado. No obstante, fieles a nuestros principios, no entraremos a fondo en su aplicación (no vaya a ser que demos ideas), y sí lo haremos en su eliminación:
Para eliminar el acabado grumoso del gotelé sin necesidad de retirar físicamente el material, existen pastas específicas que cubren la textura inicial. Sin embargo, el proceso es largo (exige varias manos de aplicación del producto) y sólo es efectivo en gotelé de grano medio o fino. Esta solución, no obstante, puede ser la más adecuada si el soporte de la pintura es cartón-yeso (comúnmente conocido como pladur), pues retirar el gotelé en este tipo de soportes conlleva la destrucción de la lámina de cartón del propio material. Si la pared es de ladrillo y está pintada con pintura al temple, se puede humedecer previamente y rascar con una espátula. Si la pintura es plástica, el proceso de rascado es más laborioso. En este caso, una buena opción que no daña las paredes es utilizar un decapante para pintura plástica y revestimientos.
Hay que ser conscientes de que la eliminación del gotelé, además de dejar las marcas originadas por el raspado, frecuentemente desenmascara defectos de ejecución originales de la pared, por lo que antes de pintar nuevamente, puede que sea necesario repasar la superficie con pastas reparadoras. En paredes con grandes aguas o abombamientos, es conveniente plantearse como opción al raspado el revestir directamente la pared con una placa de cartón-yeso para conseguir una superficie perfectamente lisa y plana. Este procedimiento resulta más caro, y tiene la desventaja de disminuir el espacio en un par de centímetros, pero también mejora considerablemente la insonorización de la pared.
Si económicamente no te puedes permitir su eliminación (estás en un piso de alquiler, no tienes dinero para alisar la gota, etc.) ahí van algunos trucos:
* Trata de disimularlo con el mobiliario (por ejemplo, sitúa armarios o estanterías para libros en las paredes que estén peor)
* Pon alguna lámina, fotografía o cuadro curioso de grandes proporciones en una pared (de forma que sea ésta la que se lleve el foco de atención, desviándola del resto)
* Aplicando el mismo principio psicológico de atención selectiva, plantéate alisar sólo una pared para bajar presupuesto y coloca en ella un potente papel pintado que atraiga todas las miradas.
* Utiliza biombos de gran altura o paneles modulares pegados a la pared
* Combina colores (por ejemplo pintando uno de los muros de algún color vivo).
* Cambia el uso: Utiliza estores, paneles japoneses o separadores de estancias colgados del techo para ocultar la pared.
* Utiliza la imaginación para cubrir uno de los muros (por ejemplo puedes colgar una alfombra fina de diseño contemporáneo a modo de moderno tapiz decorativo, etc.)
… pero recuerda, aunque la mona se vista de seda, mona se queda. En cuanto puedas, deshazte de él.
Resumiendo
Como se suele decir, para estar bellos hay que sufrir, y los espacios no van a ser una excepción. Aunque una pared perfectamente lisa sea menos práctica porque cualquier pequeño defecto o suciedad se nota más, estéticamente es agradable, limpia, transmite equilibrio, paz y admite todo tipo de elementos decorativos, desde cuadros o baldas hasta murales fotográficos, telas, vinilos o papeles pintados encolados directamente en la pared, cosa que el gotelé no admite, lo cual limita claramente las posibilidades decorativas de cualquier interior.
Si deseas ante todo practicidad, tienes muchas opciones alternativas. Usa pinturas plásticas lavables, decora alguna pared con piedra (o imitación), pinta de un color ambiguo (grises, beiges), pero trata de no sucumbir al gotelé. Te costará muchísimo quitarlo si en el futuro te arrepientes y huelga decir que por muy nueva que sea tu casa le dará un toque «demodé», de piso «cuéntame», que por mucho que ahora lo «vintage» esté de moda no lo hará estéticamente más agradable.
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3 marzo, 2017 at 3:17 pmEstoy encantado de encontrar esta web. Quería daros las gracias por redactar esta genialidad. Sin duda he gozado cada pedacito de ella. Os te tengo agregados para ver más cosas nuevas de este sitio .
Alejandra Ramirez
5 abril, 2018 at 3:07 pmMuy buen articulo, al aplicar un gotelé tambien es necesario saber como quitarlo por si algun dia quieres cambiar.