El espectacular diseño del Centro de Información del Museo Groninger
En 2010 se llevó a cabo el proyecto de remodelación del Centro de Información del Museo Groninger (Países Bajos), un nuevo concepto que sustituyó a la antigua biblioteca. Una decoración realizada por el prestigioso diseñador español Jaime Hayón.
La sala está compuesta por diez monitores y una pantalla táctil, gracias a esta tecnología, los visitantes pueden tener acceso a toda la información del museo (exposiciones, colecciones, etc.). A priori, cualquiera podría pensar que para un área de información no haría falta nada más, sin embargo, el diseñador madrileño ha convertido este espacio en un ambiente de lo más atractivo, que sin duda invita a entrar en él.
En el interiorismo creado por el diseñador se aprecia un contraste entre los elementos de tendencia clásica con la tecnología digital, un perfecto equilibrio entre dos corrientes tan dispares. Los toques renovados aplicados a los elementos más clásicos (como el suelo de mármol de carrara) acercan al presente este estilo de decoración.
Las formas redondeadas del mobiliario los hacen más acogedores y cercanos a los visitantes, al igual que la gama cromática empleada, donde el verde agua, que está tan de moda en los últimos tiempos, recorre todas las paredes del espacio y los expositores que se sitúan bajo las ventanas. Esta continuidad en el color, únicamente está interrumpida por el tono oscuro de los sillones Showtime (diseñados también por Hayón) que conjugan perfectamente con la decoración de la sala.
Destaca especialmente el espejo circular del techo, hecho a base de cuarterones y rematado con una moldura, del que cuelga una serie de lámparas Copa Cabana a distintas alturas y creadas también por el diseñador para la firma Metalarte en 2010. Bajo estas lámparas, se sitúan los monitores que se encuentran resguardados bajo unas carcasas de forma orgánica que nacen de una mesa creada a medida y diseñada con cinco brazos y esquinas redondeadas. Las sillas colocadas frente a los ordenadores también son obra del diseñador.
La verdad, es que merece la pena visitar el Museo Groninger no solo por las exposiciones, sino también por conocer de primera mano la decoración creada para esta sala de información.
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